domingo, 29 de julio de 2012

Día 86. 3ª parte. Despertando.

... claro, tuve que estar controlándolo, con la mano dentro del transportín, mientras que pagaba la operación y las medicinas. Una vez en el coche, le puse el collar isabelino que me había traído en previsión de un despertar prematuro. De camino a casa también maulló y sacó las patas a través de la puerta del transportín. Al llegar a casa, lo dejé en mi cuarto de baño. Ya, en torno a las 20:00, lo curé y le di el antibiótico y el anti-inflamatorio (ambos por vía oral, con jeringuilla). La cura consistió en limpiarle el escroto con agua oxigenada y aplicarle pomada cicatrizante en las heridas. Respecto a la de la nariz, no se la limpié, para evitar desmontar lo poco que hubiera podido unirse la zona, y sólo le puse el colirio, para evitar infecciones.


Le di agua con la jeringa grande y después, como ya estaba muy despierto, le puse media lata de comida para perros, de esa que lo vuelve loco (espero que, a la larga, no se me convierta en perro). Se la zampó sin contemplación alguna; normal, un día entero sin ayuna es para comerse un buey en lonchas.

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