jueves, 28 de junio de 2012

Día 65. Un paso más.

El día ha transcurrido con normalidad. Ya por la noche, he puesto en su plato metálico algo de comida de lata (de esa para perros que tanto le gusta) y le he abierto la puerta del “apartamento” con la intención de que me siguiera. Se trataba de un experimento porque era la primera vez que lo dejaba completamente en libertad (bueno, libertad vigilada, como la que sale en las pelis americanas, aunque este gato no sea culpable de nada, claro). Ante mi asombro, me ha seguido hasta el baño, que está en la 1ª planta. Le ha costado un poco, pero gracias al socorrido “pssssssss psssssss pssssss ...” que le he susurrado y a enseñarle el plato con su comida favorita, ha llegado a su destino. Cuando bajaba por las escaleras, el bueno de Cris luchaba contra el fuerte instinto felino de la curiosidad extrema. Giraba la cabeza a uno y otro lado pero al final me miraba, dudaba y me seguía, tal vez porque así se sentía más seguro, el muchacho.

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