viernes, 4 de mayo de 2012

Día 18: Relax.

Cada vez que come, como no le dejo comida en el plato durante el día, se atolondra y, aunque no muere en el intento, acaba satisfecho y un poco agotado. Es entonces cuando respira hondo, me mira y vuelve a mirar al plato, creo que seguiría comiendo pero su instinto felino le dice que es hora de descansar. Lo cojo y lo siento sobre mis rodillas, le doy agua con la jeringa y las vitaminas (éstas sólo por la mañana, para evitar actividad extra indeseada por la noche), le limpio el hocico con un paño húmedo y luego, con agua esterilizada, le limpio la herida del hocico y el ojo derecho que, por cierto, no termina de estar al 100%. Después le pongo algo de colirio en la herida y en el ojo “chungo”. Mientras que estoy haciendo todo esto, él está super relajado y yo aprovecho para acariciarle el lomo y masajearle cabeza, orejas y mofletes. Casi siempre me lo agradece con su peculiar ruido de motor al ralentí, un profundo ronroneo de placer.


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